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Congresos

XVIII Congreso de la Internacional Socialista, Estocolmo

20-22 de junio de 1989

Un hito histórico

El XVIII Congreso de la Internacional Socialista marcó un hito histórico. Teniendo como anfitrión al Partido Socialdemócrata Sueco (SAP) –que celebraba un siglo de actividad política- se realizaba 200 años después de la Revolución Francesa y casi 100 años después de la fundación de la Segunda Internacional en París en julio de 1889.

Pero la reunión fue también un evento de crucial relevancia para las luchas políticas de hoy.

Bajo el lema de ‘Cien Años de Lucha paor la Paz y la Libertad – Hacia un Nuevo Siglo’, el Congreso analizó las mayores transformaciones que han tenido lugar en el mundo durante el periodo de postguerra y abordó los desafíos que enfrentaban los socialistas democráticos al encontrarse en el umbral del siglo veintiuno.

Además de la resolución principal del Congresosobre la actual situación mundial, la reunión adoptó asimismo una nueva Declaración de Principios de la Internacional Socialista, la cual provee a la IS con una plataforma guía para la acción en las décadas venideras.

Luego de varios años de una rigurosa discusión y preparación –a las que se dio comienzo en el Congreso de Madrid en 1980 y fueron continuadas en Lima, Perú, en 1986- la nueva carta sustituye a la Declaración de Francfurt de 1951 (que restableció la IS tras la Segunda Guerra Mundial).

Al presentar la nueva declaración al Congreso, Heinz Fischer, del Partido Socialista de Austria (SPÖ) y un miembro del comité que redactó el documento, manifestó que ésta daba a los socialistas democráticos una oportunidad ideal para transmitir su mensaje.

El comunismo estaba en crisis y los conservadores enfrentaban cada vez mayores dificultades a través del mundo. El socialismo democrático era claramente la fuerza del futuro.

Una serie de oradores saludaron el hecho de que en la declaración se pusiera especial énfasis en la protección del medio ambiente como parte fundamental del proyecto socialista; en su compromiso con la igualdad de género; en su voluntad de aparejar el potencial de la nueva tecnología con los fines democráticos y el progreso social; en su promesa de cerrar la brecha entre el Norte y el Sur; y en su referencia al lazo intrínseco que debiera existir entre el socialismo, la democracia y los derechos humanos.

Ellos hicieron notar que la ideología del socialismo democrático también ganaba terreno en Europa Oriental.

 
Avanzar hacia el futuro

En los dos siglos pasados el socialismo democrático dejó un legado de grandes logros positivos.

En el mundo desarrollado, hemos visto la aparición del Estado de bienestar, la creación de firmes instituciones de democracia…

‘En países en desarrollo, los socialistas democráticos han contribuido grandemente a la lucha por la liberación nacional y al desarrollo económico y social…

‘Ahora, en 1989, vemos los logros del pasado como el punto de partida para nuestro avance hacia el nuevo siglo. Y, conscientes de los retos propios del mundo de hoy, agregamos a las inspiradoras consignas del pasado aquéllas de la paz y el medio ambiente…

‘Nuestro movimiento espera dar respuesta y superar los desafíos de la última década del siglo XX. Nuestra nueva declaración de principios expone lo que ésto implica…

‘El mundo de hoy es de rápidos cambios, donde las nuevas tecnologías ofrecen nuevas oportunidades y también amenazan nuestra supervivencia; donde las relaciones económicas se vuelven cada vez más internacionales en su alcance, y donde los logros y valores que mantenemos son cuestionados.

‘Pero es cada vez más evidente, luego de una década de la llamada revolución de la nueva derecha, que la gente permanece convencida de que sus gobiernos deberían aceptar su responsabilidad por los asuntos económicos y sociales… que no desean ver los reales logros del siglo pasado desechados en favor de una vuelta a las divisiones de otra era’

Este era el espíritu de avanzada del dieciocho Congreso de la Internacional Socialista (IS) en Estocolmo los días 20 al 22 de junio. (Selecciones de la resolución del Congreso)

 
Derechos humanos

Junto con adoptar la resolución principal y la nueva declaración de principios, el Congreso procedió a dar su apoyo a dos otros documentos claves.

El primero aprobado por el Congreso fue ‘Acción humanitaria: la Plataforma de la IS sobre Derechos Humanos’.

Hablando como presidente del Comité de Derechos Humanos de la IS que había preparado el documento, el Secretario Internacional del SPÖ Peter Jankowitsch señaló que todo paso tendiente al progreso social comenzaba con la defensa de las libertades fundamentales.

Esa era la razón por la cual la protección de los derechos humanos y la práctica política de la IS estaban unidas inextricablemente, manifestó.

Anita Gradin, Presidenta de la Internacional Socialista de Mujeres (ISM), declaró que no debiera existir contradicción entre la protección de los derechos individuales civiles y políticos y los derechos sociales de los individuos.

Las causas de la violencia, de la pobreza y de la desigualdad, sin embargo, eran estructurales y requerirían de una acción política para darles una solución.

Ella también llamó la atención sobre la situación subordinada de la mujer, tanto en el Norte como en el Sur, diciendo que dondequiera que los derechos humanos eran violados, eran a menudo las mujeres las más expuestas.

Un completo programa de acción era necesario para defender los derechos humanos en todos los países, y para proteger a aquéllos que trabajaban en esa área.

 
El medio ambiente

El segundo documento refrendado por el Congreso fue el informe del Comité de la IS sobre el Medio Ambiente, ‘Hacia la Seguridad Medioambiental: Una Estrategia para la Supervivencia a Largo Plazo’.

Al presentar el informe, Birgitta Dahl, Ministra Sueca del Medio Ambiente, predijo que una creciente conciencia pública sobre el estado crítico del medio ambiente a nivel mundial significa que el tema tendrá un gran impacto político en los próximos tres años.

La lucha por un medio ambiente seguro, manifestó, iba mano a mano con la lucha por el desarrollo y la paz. Ninguna otra industria derrochaba tantos recursos como la industria de armamentos y no existía mayor desastre medioambiental que el holocausto nuclear.

Lo que se necesitaba era un modelo de crecimiento económico que fuera sostenible tanto en términos sociales como ecológicos. El estilo de vida de los países industrializados ponía en riesgo al sistema de apoyo vital del planeta.

Condenando lo que ella llamó el ‘colonialismo medioambiental’, Birgitta Dahl dirigió la atención hacia las actividades de compañías y gobiernos que explotaban a las personas y a los recursos naturales de los países más pobres.

El medio ambiente era una cuestión de calidad de la vida cotidiana, dijo, y las consideraciones medioambientales deberían ser una parte integral de las políticas de alimentos, de vivienda, de energía, de transporte, de industrias y de desarrollo urbano.

A lo largo del Congreso, los oradores pusieron énfasis en que el daño y los desastres medioambientales no conocían fronteras -Chernobyl, por ejemplo- y que una estrecha cooperación international era crucial para una estrategia de supervivencia.

 
 
Elección de Brandt

El Congreso reeligió por unanimidad a Willy Brandt como Presidente –un puesto que ha ocupado desde el Congreso de Ginebra en 1976- por otro periodo de tres años.

En su discurso de aceptación, Willy Brandt evaluó el trabajo de la IS desde el Congreso de Lima en 1986 y describió los desafíos que enfrentan los socialistas democráticos en el periodo venidero. 

Uno de los sucesos más importante de las últimas décadas, dijo, ha sido el creciente contacto mantenido por la IS con los socialistas democráticos del mundo en desarrollo. La contribución hecha por los partidos miembros en América Latina y el Caribe había sido particularmente importante, como también lo había sido la de los amigos de Africa Occidental. La IS, sin embargo, estaba solamente comenzando lo que deseaba lograr a nivel internacional, agregó.

Desde 1976, la IS había tenido éxito al definir con exactitud la interdependencia entre desarme y desarrollo, y se encontraba ahora dedicando una debida atención a los temas medioambientales. Tales análisis habían ganado a la organización el reconocimiento y el respeto. Pero, aún quedaba por hacer mucho trabajo práctico sobre estos temas.

Más aún, dado al importante papel que Asia desempeñaba cada vez más en la escena internacional, la IS necesitaba desarrollar lazos más estrechos con las fuerzas progresistas en esa región.

Brandt indicó que la naturaleza global de muchos de los problemas en el mundo requería una respuesta internacional coordinada. Y, a su vez, los miembros de la IS necesitaban adoptar una nueva percepción del significado del internacionalismo socialista, especialmente cuando fuerzas de la derecha –empeñadas en todo menos en los valores de solidaridad y justicia mundial- aumentaban su nivel de cooperación global.

Hizo notar asimismo que la gradual normalización de las relaciones Este-Oeste abría la puerta a nuevas oportunidades para la cooperación internacional. Se había progresado en el desarme y los conflictos alrededor del mundo empezaban a mejorar. Nuevos centros de gravedad iban tomando forma a medida que la Guerra Fría daba paso a un mundo más multipolar.

Una cuestión clave para los socialistas democráticos, expresó, era qué forma debería darse a una nueva fase de cooperación multilateral. Los organismos existentes habían sido creados después del fin de la Segunda Guerra Mundial y era tiempo de reformarlos.

Brandt admitió que las tareas que se presentaban a la IS eran de enormes proporciones. Pero la fuerza motriz del movimiento socialista democrático era la esperanza y esa era la razón por la cual triunfaría, concluyó.

 
Nuevo secretario general

Junto con la elección del presidente de la IS, el Congreso eligió a Luis Ayala como el nuevo secretario general de la organización.

Ayala, de nacionalidad chilena, se había desempeñado como secretario general adjunto en el secretariado de la IS en Londres desde 1985. Previamente, había sido el secretario de la IS para América Latina y el Caribe, y contaba con una larga trayectoria en la IS y en el movimiento socialista democrático internacional en general.

En su discurso de aceptación, Ayala destacó la singularidad de la IS, refiriéndose a la organización como a un foro donde los partidos miembros podían reunirse como iguales, trabajar por ideales comunes y aprender cada uno de las experiencias de los otros.

El esperaba poder contribuir al logro de los objetivos de la IS en momentos en que el mensaje del socialismo democrático había llegado a ser más universal que nunca.

 
Presidium

El Congreso eligió además un nuevo Presidium y discutió un número de solicitudes de membresía. Algunos partidos consultivos existentes pasaron a la categoría de miembros plenos (Decisiones del Congreso sobre membresía).

 
Amplia participación

El Congreso de Estocolmo contó con una buena asistencia, con delegados de partidos miembros de la IS, invitados y observadores provenientes de más de 100 países de todo el mundo.

Entre los oradores invitados destacaron Julius Nyerere, presidente de la Comisión Sur, Oliver Tambo, presidente del Congreso Nacional Africano, y el Reverendo Allan Boesak, de Sudáfrica.

Los delegados recibieron el 20 de junio la bienvenida del Presidente Willy Brandt, quien felicitó al Partido Socialdemócrata Sueco en su centenario.

Recordando la memoria de Olof Palme, trajo a la atención de los delegados la represión del movimiento pro-democracia de los estudiantes en China, y les pidió ponerse de pie para honrar a los cuatro miembros dirigentes de la IS que habían fallecido desde el Congreso en Lima: Lydie Schmit, una Vicepresidenta de la IS y ex presidenta de la ISM, de Luxemburgo; Joop den Uyl, también un Vicepresidente de la IS y ex primer ministro de los Países Bajos; y Albert Carthy y Bernt Carlsson, ambos ex secretarios generales de la IS.

Bernt Carlsson, quien había pasado a ser el comisionado de la ONU para Namibia luego de desempeñarse como secretario general de la IS entre 1976 y 1983, murió en el atentado aéreo de Lockerbie, Escocia, en 1988.

Brandt pidió luego al Primer Ministro de Suecia Ingvar Carlsson, en su calidad de presidente del Partido Socialdemócrata Sueco anfitrión del Congreso, dirigirse a los delegados.

 
Extendiendo la democracia

Saludando la dirección tomada por la IS de ir hacia una membresía internacional más diversa como un signo de la creciente fuerza del socialismo democrático en el mundo, Ingvar Carlsson subrayó la importancia de una coordinación internacional socialista.

Una cooperación efectiva era crucial para lograr el éxito de los socialistas democráticos en un número de tareas claves: luchar contra el desempleo; promover la justicia económica; buscar la paz y la seguridad común para todos; salvaguardar el medio ambiente; y cerrar la brecha entre el Norte y el Sur.

El principal aspecto del discurso de Carlsson, sin embargo, fue el énfasis que puso en la necesidad de que los socialistas democráticos divulguen los principios de democracia en todas las áreas de la vida social y económica.

El logro de una democracia plena en la sociedad significaba poner a la economía bajo un control democrático, asegurando que la voz de trabajadores y consumidores sea crucial en las decisiones económicas y en el proceso de producción.

Rechazando de plano el control estatal del comunismo y el juego desatado de las fuerzas del mercado bajo el capitalismo, Carlsson manifestó que el socialismo democrático tenía razón al buscar diversas maneras de ejercer un control popular sobre la producción.

El socialismo democrático significaba proveer los medios para ejercer control sobre todos los aspectos de la vida diaria, capacitando así a las personas a realizar su potencial individual y forjar su propio destino.

 
Una agenda de vasto alcance

Desde la lucha por la paz y los derechos humanos a la economía internacional y una estrategia para la supervivencia del medio ambiente, el Congreso de Estocolmo tuvo una agenda de vasto alcance.

 

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