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In memoriam

Recordamos a Bernt Carlsson




Recordamos a Bernt Carlsson, Secretario General de la Internacional Socialista desde 1976 a 1983, en el 20 aniversario de la explosión del avión Boeing 747 de Panam sobre el pueblo escocés de Lockerbie, atentado en el que perecieron todos los que iban a bordo, el 21 de diciembre de 1988.
 
En su calidad de colaborador de Willy Brandt, Presidente de la IS y ex Canciller de Alemania, Carlsson estuvo en el corazón mismo de la Internacional, cuando ésta iniciaba una notable expansión mundial a partir de las raíces que inicialmente había establecido en Europa.
 
Nacido en noviembre de 1938 en el seno de una modesta familia de Estocolmo, ingresó tempranamente al mundo de la política, llegando a ser uno de los líderes de la Juventud Socialdemócrata Sueca, JSS, durante sus años de estudiante. En esa época, permaneció un año en una universidad de los Estados Unidos, lo cual le permitió familiarizarse con la sociedad y la política de dicho país. Tras obtener su licenciatura, comenzó a trabajar en el Ministerio de Exteriores de Suecia, como asesor del Primer Ministro Olof Palme, quien prefirió orientar la labor de Carlsson a la organización del Partido, del que fue Secretario Internacional. Este cargo le permitió complementar sus ya vastos conocimientos sobre temas internacionales.
 
En 1976 llegó a Londres como Secretario General de la IS, colaborando con Brandt durante el primer año de su Presidencia, a fin de extender el ámbito de la Internacional Socialista especialmente en América Latina, aunque también en otras partes del mundo en las cuales su presencia no era tan fuerte. En esa época, Centroamérica en particular atravesaba un período de turbulencias políticas y Carlsson no se restó a la denuncia y la acción en pro de quienes luchaban contra la injusticia en el istmo.
 
Otra región a la que dedicó su atención fue el Africa del Sur. Se granjeó la enemistad de las autoridades de Pretoria, que hicieron lo posible -sin éxito, por cierto- por dificultarle la vida en Londres.
 
El Oriente Medio también figuraba en su agenda, y en su período como Secretario General dio los primeros pasos hacia la transformación de la IS en un foro en el cual palestinos e israelíes pudieran encontrarse y discutir problemas en un marco fraternal. Esta labor, continuada después por quienes le sucedieron en el cargo, ha merecido la gratitud de ambas partes.
 
Tras dejar la IS, retornó a su país, donde asumió responsabilidades ministeriales vinculadas al importante ámbito de las relaciones de Suecia con sus vecinos nórdicos.
 
En julio de 1987 fue designado Comisionado de las Naciones Unidas para Namibia, la ex colonia alemana en el Africa Sudoccidental, capturada por tropas sudafricanas durante la Primera Guerra Mundial y administrada posteriormente por la minoría blanca del régimen de Pretoria. Después de la Segunda Guerra Mundial, los sudafricanos permanecieron en el territorio, desafiando a las Naciones Unidas, la cual estableció en el año 1978, en su Resolución 435 del Consejo de Seguridad, un cronograma que debía conducir a la independencia de Namibia.
 
Debido a su labor en la IS, los temas relacionados con su nuevo cargo le eran muy conocidos. El Consejo de Naciones Unidas para Namibia no había sido efectivo en poner fin a la situación ilegal que imperaba en el país, y el territorio se había convertido en una base militar sudafricana. En la guerra de Angola, fue utilizada para extender -con el respaldo de poderosos intereses occidentales- la influencia de Pretoria en este país que recién había obtenido su independencia de Portugal. El nuevo gobierno angoleño, por su parte, albergaba y prestaba ayuda a los hombres y mujeres de la Organización Popular de Africa Sudoccidental, la cual se había alzado valientemente en armas contra el gobierno minoritario impuesto en el país desde Sudáfrica. Cuando las fuerzas sudafricanas intentaron avanzar desde el Sur, Angola pidió ayuda extranjera, solicitud a la que respondió el gobierno cubano con el envío de un gran número de tropas y gran cantidad de material bélico.
 
Poco después de asumir sus responsabilidades, las nuevas iniciativas abordadas lograron activar una situación estancada. Las tropas sudafricanas, cansadas después de tantos años de lucha, se retiraron por fin y luego de intensas negociaciones, en las cuales Carlsson participó, se acordó la independencia de Namibia. Carlsson se encontraba en camino a la ceremonia en la cual se firmarían los instrumentos que ratificarían el surgimiento de una nueva nación, cuando falleció tragicamente, junto con muchos otros, en ese acto terrorista.
 
Al hablar durante la ceremonia funebre, en Estocolmo, el entonces Ministro de Relaciones Exteriores de Suecia, Sten Andersson, puntualizó que Bernt había sido "un hombre con un talento natural para desplegar el difícil arte de la diplomacia silenciosa. Se trata de un arte en el cual la mayoría no tiene éxito. Pero no fue su caso. Porque Bernt era un hombre que poseía, además, 'un alma templada como el acero', según las acertadas palabras de su amigo Michael Harrington. Nosotros, sus amigos y colegas, sabemos que era un hombre de amplios conocimientos, con una profunda inteligencia analítica, resuelto y -lo más importante de todo- incansable en la lucha por los más desvalidos, los más perseguidos. En todo momento, en todos los cargos que desempeñó, Bernt estuvo siempre dispuesto a adoptar medidas concretas para hacer causa común con el débil y con el oprimido, tanto en nuestro país como en el mundo entero".
 
Tras su fallecimiento, un amigo suyo comentó que: "su paso de tortuga sorprendía a algunas de las liebres que lo rodeaban, cuando lo veían llegar a la meta imperturbable y con el atisbo de una sonrisa".
 
Durante las últimas dos décadas lo hemos extrañado profunda y sinceramente.
 
Latifa Perry