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Consejos

CONSEJO DE LISBOA - 50º aniversario de la Internacional Socialista

29-30 de junio de 2001

RESOLUCION SOBRE LA CONFERENCIA MINISTERIAL DE LA OMC EN DOHA

Original: inglés

La Internacional Socialista anhela una mejor gobernabilidad global por medio de la cooperación internacional y de organizaciones que sepan responder a las aspiraciones e inquietudes de los pueblos del mundo.

La Internacional Socialista cree que la OMC sigue siendo la organización que tiene el mejor potencial para manejar los aspectos de la globalización relacionados con el comercio y transmitir sus beneficios a los grupos y pueblos marginados del mundo. Con miras a realizar ese potencial, es necesario reformar y reforzar a la OMC para que se convierta en un foro donde se enfoque la liberalización progresiva del comercio con normas fijadas de común acuerdo que rijan el comercio internacional y la resolución de conflictos con carácter vinculante.

Constatamos que el proceso de globalización ha sido, hasta ahora, irregular y desigual y que muchas personas, principalmente en los países en vías de desarrollo, están amenazadas por la marginalización y por una pobreza de larga duración. Todo ello representa para nosotros, socialistas, un importante reto y reconocemos que el poder afrontarlo requiere que trabajemos con el fin de conseguir importantes cambios estructurales tanto en las economías de los países desarrollados como en las de los países en vías de desarrollo. En otras palabras, los países desarrollados tienen que suprimir los obstáculos que limitan o impiden el acceso a sus mercados de los productos para los cuales los países en vías de desarrollo tienen o pueden adquirir ventajas competitivas. Las cuestiones relativas a las subvenciones agrícolas, a los altos costos arancelarios, al aumento de los derechos aduaneros y a la supresión de las barreras arancelarias sobre los productos para los cuales los países en vías de desarrollo son competitivos, tendrían que ser objeto de una atención prioritaria a lo largo de las próximas negociaciones comerciales multilaterales, con el fin de conseguir un sistema comercial basado en normas más equitativas.

La reducción de la pobreza en los países en vías de desarrollo demanda la adopción de una estrategia exhaustiva y coherente que se amolde a las circunstancias propias de cada país y en la que la cuestión del comercio tenga un papel fundamental. Las posibilidades y la capacidad de los países en vías de desarrollo para participar en el comercio multilateral y la OMC en condiciones más equitativas de las que existen hoy en día deben ser ampliadas. Se requiere asimismo responder a sus inquietudes y preocupaciones sobre la puesta en práctica de los compromisos de la OMC y ampliar su capacidad con programas de ayuda técnica.

La Internacional Socialista saluda a la Conferencia Ministerial de la OMC que se celebrará en Doha el próximo mes de noviembre porque presenta una oportunidad para lanzar una nueva ronda global de negociaciones comerciales multilaterales, basada en un programa amplio y equilibrado que refleje los intereses de todos los participantes.

Las negociaciones en torno al comercio global conducidas de una manera equilibrada y coherente constituyen la mejor oportunidad para abordar los temas que preocupan a la ciudadanía de los países en vías de desarrollo tanto como a la de los países industrializados. Los países en vías de desarrollo más débiles y los más pobres serán los que menos se beneficien, si es que llegan a beneficiarse, de un enfoque poco sistemático que soslaye la ronda de negociaciones.

La próxima ronda debe ser digna del calificativo de Ronda para el Desarrollo. Los legítimos intereses de las naciones en vías de desarrollo que aspiran a tener más acceso al mercado para vender sus productos industriales, textiles y agrícolas tienen que ser respetados. En este contexto valoramos la propuesta de la Unión Europea para permitir el acceso ilimitado a sus mercados en "todo menos armamentos" a los países menos desarrollados. Instamos a los EE.UU. y a otros países amigos a facilitar la próxima ronda de negociaciones con iniciativas parecidas. Los países en vías de desarrollo por su parte deben valerse de esta oportunidad para determinar el programa comercial de cara al futuro y el contenido de un nuevo e incipiente régimen comercial.

Las negociaciones en torno a la cuestión de la agricultura y los servicios son importantes, pero no lo suficiente para satisfacer los criterios de un programa amplio y exhaustivo que la próxima ronda debería adoptar. Debemos tener la amplitud de visión y el coraje para abordar también, por un lado, las cuestiones más espinosas relativas al comercio y por el otro las inquietudes y preocupaciones sobre el medio ambiente, normas laborales fundamentales y preservación de las culturas nacionales. Deben también establecerse reglamentos y pautas relacionados con las inversiones, tomando en consideración estas preocupaciones.

La OMC no puede ni debe luchar por ser la organización internacional que decida cuestiones de carácter ambiental, social o laboral. Es necesario aclarar la división de responsabilidades entre la OMC y las organizaciones internacionales competentes para resolver estos asuntos y fomentar la cooperación entre ellas, como el caso de la existente entre la OIT y la OMC que constituye un buen ejemplo. Necesitamos establecer un mecanismo global coherente capaz de resolver cuestiones comerciales y de otra índole de una manera equilibrada, sin permitir que asuntos sociales, ambientales o culturales conduzcan a disputas comerciales conflictivas, o creen nuevas barreras sin fundamento para el acceso de los países en vías de desarrollo a los mercados de los países desarrollados.

La OMC no es la única organización, ni necesariamente la más eficaz, para abordar todo asunto comercial y cuestiones conexas. La ampliación de la capacidad comercial exige que la cooperación entre el Banco Mundial, otras organizaciones internacionales para el desarrollo y países donantes se vea reforzada y mejorada. En este contexto, el Marco Integrado, tras su modificación, constituye una buena plataforma. Creemos que a la Declaración de Doha deben sumarse otras de intenciones por parte de las demás organizaciones económicas mundiales.