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América Latina y el Caribe
Buenos Aires, Argentina
09-10 de abril de 2010

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América Latina y el Caribe

Comité de la Internacional Socialista para América Latina y el Caribe, Buenos Aires

09-10 de abril de 2010


DECLARACION

LA CRISIS FINANCIERA INTERNACIONAL


La crisis financiera internacional originada en las economías del Norte, en especial debido al impacto de una desregulación que multiplicó los riesgos relacionados con una burbuja especulativa inmobiliaria, han afectado severamente la economía mundial, incluyendo a los países de la región .

El mundo enfrentó la más importante desaceleración económica y la caída más abrupta del comercio desde la Gran Depresión de los años 30. El comercio, entre julio de 2008 y septiembre de 2009 evidenció una contracción del 30,4% en valor y las economías emergentes, mostraron la reducción más marcada en sus exportaciones, de las cuales América Latina llegó al 24,4%, de acuerdo a estadísticas de las Naciones Unidas (World Economic Outlook 2009).

La “limpieza” de los activos tóxicos en los balances de los bancos junto a su restructuración y capitalización ha necesitado la voluntad política de la comunidad internacional expresada en el Grupo de los 20 y en otras instituciones globales o regionales, con graves consecuencias para la deuda pública de los países, cuya relación con el PBI está alcanzando los límites insostenibles que actualmente algunos países desarrollados están experimentando.

Es indudable que se necesitan también:
  • Un papel más activo de quienes supervisan la viabilidad de las instituciones financieras y decisión sobre los mecanismos regulatorios correctivos que permitan la identificación del capital necesario en función de las proyecciones a corto y mediano plazo.
  • Transparencia en los balances e informaciones bancarias, con revisión de los reguladores, fundadas en criterios consistentes.
  • Nuevos mecanismos de regulación financiera, incluyendo la extinción de los “paraísos fiscales” y de los instrumentos especulativos que han sido factor de inestabilidad en las economías de los países en desarrollo.

Obviamente, las condiciones para la inyección de capitales públicos deben ser sometidas a criterios estrictos.

Es decir, una recuperación del papel del Estado en la generación de políticas e incentivos que lleven a una nueva arquitectura financiera y económica mundial que aliente el desarrollo productivo y un consenso entre los principios de la democracia y los del mercado, que han puesto de manifiesto un desequilibrio notorio.

El desempleo fue una de las consecuencias más inmediatas de la crisis y la tasa a nivel mundial subió a 8,4% (OIT), lo que significa que millones de personas más se incorporan a las files de los que no tienen trabajo. Se recomienda un papel más activo por parte de los gobiernos en la búsqueda de recursos e incentivos de inversiones que creen empleo, más allá de las medidas compensatorias a los que se encuentran padeciendo esta condición.

Instamos a los Presidentes del G-20, en especial a los presidentes de Argentina, Brasil y México, que tengan particularmente en cuenta los principios asumidos en la búsqueda de un crecimiento equitativo, inclusivo y solidario, como así también evitar el recurso al proteccionismo y otras medidas que distorsionan el comercio internacional.

La inclusión social, la igualdad de oportunidades, el imperativo de modificar las políticas económicas, otorgar prioridad a la creación de empleo y a la eliminación de la pobreza es un objetivo fundamental en la vida de las personas que la visión de la socialdemocracia ha siempre rescatado pero que hoy se convierte en un tema que requiere una respuesta urgente e integral.



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