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Tel Aviv y Ramala
23-24 de mayo de 2005

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Consejos

TEL AVIV AND RAMALA - Por un Oriente Medio en paz

23-24 de mayo de 2005

DOCUMENTO DE POSICION

 

TEMAS FINANCIEROS Y ECONOMICOS, LAS INSTITUCIONES DE BRETTON WOOD Y LA GOBERNANZA ECONOMICA GLOBAL 

Original: inglès

Nota de introducción

El Congreso de la Internacional Socialista en Sao Paulo adoptó el documento "Gobernanza en una Sociedad Global" como base de su trabajo sobre temas de política global. La IS acordó, como fuera propuesto por su Presidente, especificar y poner al día sus propuestas sobre los temas de la reforma de las Naciones Unidas, la reforma de las Instituciones Financieras Internacionales y comercio y derechos sociales. Grupos de Trabajo de Alto Nivel y expertos de partidos miembros de la IS prepararon estas propuestas. La IS las presenta al público global como su contribución al debate que tiene lugar en el año 2005, especialmente en vista de la Cumbre de Líderes de las Naciones Unidas en septiembre y la Asamblea General. La IS considerará y evaluará los resultados de estos eventos y desarrollará sus posiciones y propuestas para la agenda global.

 

Temas y Desafíos Claves

A pesar del crecimiento económico global sin precedentes de las últimas dos décadas, incluyendo el rápido crecimiento en países anteriormente muy pobres, como China e India, el mundo sigue lejos de alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio, adoptados solemnemente por los líderes mundiales a comienzos de este nuevo siglo, durante las reuniones de la Asamblea General de las Naciones Unidas en septiembre del año 2000. Aunque es cierto que cientos de millones de personas salen de la extrema pobreza gracias a la rápida difusión de un progreso técnico hecho posible mediante el comercio y las inversiones internacionales, un gran número de personas permanecen aún atrapadas en la extrema pobreza y son prácticamente excluidas del proceso de crecimiento global. La pobreza sigue siendo un problema mayor en los países menos desarrollados con ingresos per cápita bastante menores a los mil dólares, pero también se extiende entre las economías de mercado emergentes, con ingresos medios bajos y medios. La plena autonomía e igualdad de la mujer aún están lejos de ser alcanzadas. La inseguridad y la violencia crónicas y una alta incidencia de enfermedades, afectan a billones de seres humanos a través de Asia, Africa, el Oriente Medio y América Latina. El reciente desastre del Tsunami en el Océano Indico plantea un nuevo desafío a la comunidad internacional con probabilidades de que el daño causado sea devastador para las personas más pobres en las regiones vecinas.

La inseguridad, desigualdad y exclusión social no se limitan solamente a los países en desarrollo. Los problemas sociales continúan graves en los países más ricos, a pesar de sus capacidades técnológicas y sus conocimientos. A pesar de que la pobreza extrema es rara, la inseguridad laboral crónica se encuentra ampliamente difundida y el proceso de globalización ha traído consigo una nueva sensación de vacío de poder, al comprobarse que las políticas locales y nacionales se muestran incapaces de influir sobre los acontecimientos globales, y las fuerzas económicas y financieras parecen estar evolucionando dentro de un "espacio global" más allá de la esfera de acción de las políticas democráticas nacionales. El desempleo es un problema mayor, particularmente en Europa. Más aún, la combinación de factores demográficos, la frecuente naturaleza del ahorro de mano de obra debido a innovaciones tecnológicas y a la competencia global, hace cada vez más difícil mantener el Estado de bienestar social creado por fuerzas progresistas en las economías avanzadas.

Un problema de renovada y crucial importancia para las fuerzas progresistas y los partidos socialistas y socialdemócratas pertenecientes a la Internacional Socialista (IS), es cómo establecer lazos más sólidos entre los progresistas de países pobres, de ingresos medianos y ricos. Los populistas de derecha están tratando de reavivar viejos sentimientos nacionalistas y a menudo racistas, apuntando en particular a grupos de bajos ingresos en los países más ricos. La inseguridad laboral, unida al temor ante la creación de puestos de trabajo provenientes de fuentes externas o a la competencia comercial tiene el potencial de minar los sentimientos de solidaridad entre trabajadores a través de las fronteras internacionales. Los socialistas y otras fuerzas progresistas en todos los países del mundo tienen la difícil pero esencial tarea de explicar cómo los conflictos de interés de corto plazo pueden y deben ser superados, a objeto de construir una economía mundial e instituciones globales que funcionen para beneficio de todos a largo plazo, dentro de un marco de gobernanza global democrática donde las fuerzas del mercado estén acompañadas de políticas públicas que promuevan la estabilidad y redistribuyan los ingresos para generar resultados más equitativos e inclusivos. Algunos de los temas claves con que nos enfrentamos en este contexto, son los siguientes:

- Cómo renovar y reforzar a las Naciones Unidas para que pueda ser un efectivo y legítimo marco superior de gobernanza global y de promoción de la paz, no solamente en el terreno político y de seguridad sino también en los terrenos económico, social y medioambiental. Entre las principales causas de inseguridad en el mundo figuran la inestabilidad económica y las desigualdades del desarrollo. Es pues necesario contar con run alcance preventivo de la seguridad económica a una escala internacional.

- Cómo vincular la gobernanza política y económica. Cómo asegurar que las instituciones de Bretton Woods y la Organización Mundial del Trabajo, que se encuentran al centro del sistema económico internacional, lleguen a formar parte de un verdadero sistema más legítimo y más democrático de gobernanza global, preservando al mismo tiempo aquellas funciones que puedan estar desarrollando razonablemente bien y teniendo cuidado de no crear innecesariamente nuevas burocracias o capas burocráticas.

- Cómo movilizar los necesarios recursos globales que permitan alcanzar los Objetivos de Desarrollo del Milenio con un costo más efectivo y tomando en cuenta las necesidades especiales creadas por el desastre del Tsunami. Esta catástrofe natural ha despertado una conciencia alrededor del mundo en favor de una ayuda humanitaria de emergencia. La movilización de la opinión pública es la ocasión para relanzar el debate sobre las necesidades de la cooperación y de la ayuda al desarrollo en un mundo con cada vez más interdependiente.

- Cómo considerar el tema de "condicionalidades a las políticas", adscritas a la ayuda y a los créditos externos (en particular en los programas del FMI y del Banco Mundial). Cómo equilibrar la necesidad de asegurar el uso efectivo y transparente de los recursos para el desarrollo, con la necesidad de evitar una dependencia en la ayuda y un riesgo moral, con la necesidad de respetar la soberanía y el proceso democrático en los países receptores. Las políticas de condicionalidad que se han puesto en práctica desde hace muchos años, han provocado a menudo que tanto el Estado como las autoridades públicas se eximan rápidamente de sus responsabilidades, el desmantelamiento de los servicios y estructuras públicas, como también el debilitamiento del Estados en numerosos países. ¿Cómo hacer para promover el desarrollo social y sostenible en estas condiciones? La buena gobernanza no debe ser sinónimo ni de una privatización de los servicios públicos sin una estrategia de conjunto que garantice estos servicios a los más pobres, ni de una hiperliberalización de las economías.

- Cómo abordar la excesiva volatilidad del mercado de capitales y el gran peso de la deuda pública que afectan a muchas economías de mercado emergentes. ¿Qué papel deberían desempeñar las instituciones de Bretton Woods y los bancos de desarrollo regional en estas economías. ¿Necesitan el FMI y el Banco Mundial mayores recursos y de ser así, con qué propósito en particular? Si la deuda afecta la credibilidad de los países emergentes, y limita también los márgenes de maniobra de sus gobiernos, el problema es aún mayor y más amenazante para los países pobres altamente endeudados. Para estos países, la deuda no es más que una escritura contable irrecuperable. Por lo tanto, es indispensable un alcance político diferenciado en el tratamiento internacional de la deuda pública. Este alcance debe ser adoptado cuanto antes.

- Cómo asegurar que las conversaciones de la Ronda de Comercio de Doha se conviertan en una verdadera Ronda del Desarrollo, defendiendo al mismo tiempo las necesidades y los intereses del pueblo trabajador en las economías avanzadas. Uno de los principales problemas a los que debemos dar respuesta es el de la reforma de la OMC, la que, en sucesivas rondas, ha ido aumentando progresivamente la esfera de acción y la preeminencia de las normas comerciales, y causado un sistema jerárquico de normas (comerciales, sociales, de salud, medioambientales) a través de la jurisprudencia de su Organismo de Arreglo de Disputas.

Estos son algunos de los temas claves que enfrentan las fuerzas progresistas en el área de la gobernanza económica global, la reforma de las instituciones internacionales y la naturaleza de las políticas económicas globales.

El crucial desafío para la Internacional Socialista, como también sus partidos y organizaciones miembros a nivel regional y estatal o movimientos progresistas de la sociedad civil cercanos a los partidos socialistas y socialdemócratas, es lograr análisis y soluciones que amplíen los límites de lo posible y provean de perspectivas a largo plazo, valientes e internacionalistas, sin perder, sin embargo, contacto con las realidades políticas nacionales y los requerimientos para una factibilidad y efectividad económica. El trabajo de la IS debería dirigir la corriente dominante de los partidos nacionales cuando se trate de gobernanza y sostenibilidad globales, y los temas de crecimiento equitativo. Sin embargo, deberían existir sólidos puentes con los programas de partidos nacionales y con líderes nacionales. Nuestros documentos o manifiestos se beneficiarían al contar con el apoyo explícito de líderes de partidos, y tomarse posiciones, al mismo tiempo que, a veces, impulsar una reforma radical más avanzada o más rápida de lo que pudiera parecer factible desde el punto de vista nacional, debería seguir la línea que los gobiernos progresistas, cuando están en el poder, estén dispuestos a apoyar activamente. Una mejor y más equitativa globalización, con una gobernanza global que atraiga a los ciudadanos en todo el mundo debe ir introduciéndose cada vez más en las políticas democráticas capaces de actuar a través de las fronteras.

Otro componente muy importante de este nuevo espacio político global se encuentra en las ONGs regionales e internacionales y en lo que podríamos llamar el "espíritu de Porto Alegre". Sin embargo, el dinamismo, idealismo e imaginación de la sociedad civil deben tener un resultado político y una interacción con los partidos políticos que nos lleve a un fin. Aquí reside la importancia de la IS. Para tener resultados reales y ser efectivo, este espacio político global o regional (hoy día europeo, mañana latinoamericano, árabe, africano o asiático), debe permanecer enraizado y vinculado a políticas nacionales.

En el siglo pasado, las fuerzas progresistas construyeron el Estado nacional y formularon políticas sociales para que los mercados y las empresas privadas pudieran funcionar dentro de un marco que promoviera mayor igualdad y diera seguridad a los más vulnerables, al mismo tiempo que apoyara el crecimiento y el pleno empleo. La globalización hace necesario que en el siglo XXI la izquierda progresista establezca estas políticas de promoción de la igualdad, del crecimiento y de la seguridad a niveles regional y global y cree el espacio político que lo haga posible dentro de un marco de trabajo democrático y legítimo.

 

Hacia Reformas Exhaustivas

Unas Naciones Unidas renovadas

El informe del Grupo de Alto Nivel sobre las Amenazas y el Cambio, comisionado por el Secretario General de la ONU Kofi Annan y presidida por el Primer Ministro Anand Panyarachun de Tailandia fue publicado en diciembre de 2004. Este ncluyó un análisis completo de los temas de seguridad y propuso un código global de conducta en el terreno de la seguridad política y económica, intervenciones a través de las fronteras y promoción de la paz. Propuso también la reforma del Consejo de Seguridad con dos variantes separadas, ambas apuntando a la ampliación del Consejo de Seguridad. El Grupo no logró consenso sobre la preferencia de una opción para la reforma del Consejo de Seguridad. Mucho de lo que se propuso se ubica dentro del espíritu del contenido de documentos y resoluciones ya existentes de la IS. El tema de cómo ampliar el Consejo de Seguridad y cómo abordar la naturaleza de los derechos de veto heredados del período inmediatamente posterior a la Segunda Guerra Mundial constituye un aspecto central de la reforma de la ONU y requiere de una atención especial. El hecho de que no se haya podido conseguir un consenso dentro del Grupo de Alto Nivel indica cuan difícil y controversial va a resultar la reforma del Consejo de Seguridad de la ONU. Y, sin embargo, sin tal reforma el avance de la gobernanza global no será realmente posible. Las competencias y las responsabilidades del Consejo de Seguridad también tocan a las cuestiones económicas y sociales del momento, pero, en la práctica, no asegura un tratamiento adecuado de estos temas. El Consejo de Seguridad debería estar centrado en torno a sus misiones esenciales de paz y seguridad internacionales, a fin de que la prevención y la promoción de la seguridad económica y social internacional pudiera ser abordada por otra instancia internacional y multilateral: el Consejo de Seguridad Económica y Social o, como lo ha propuesto la IS, un Consejo para el Desarrollo Sostenible, o, como lo ha propuesto el PSE, un Consejo de Desarrollo Humano.

 

Un nuevo Consejo de Seguridad Económico y Social de Naciones Unidas, Consejo para el Desarrollo Sostenible o Consejo de Desarrollo Humano

La creación de un nuevo Consejo de Seguridad Económico y Social de la ONU (CESONU) o un Consejo de Desarrollo Humano Sostenible con un nivel de efectividad e influencia política más alto que el actual ECOSOC, ha sido propuesto por la IS, como también por el PSE, por muchas organizaciones progresistas de la sociedad civil, como también por fuerzas de tareas especiales sobre temas globales e intelectuales individuales como, por ejemplo, Joseph Stiglitz. En realidad, no parece ni deseable ni posible prever un simple reforzamiento del papel de ECOSOC, cuyos límites son demasiado aparentes. Deseamos una verdadera ruptura significativa al tomar en cuenta los temas económicos, sociales y del medio ambiente. Existe ahora la clara necesidad de discutir cómo un Consejo de Seguridad Económico y Social de la ONU podría ser incluido en las discusiones de seguimiento de las recomendaciones del Grupo de Alto Nivel, o cómo se puede discutir y cuáles exactamente serían las funciones y prerrogativas de CESONU, cómo estaría constituido, cómo deberían organizarse las relaciones entre el Consejo de Seguridad de la ONU y el CESONU por una parte, y las relaciones entre las instituciones de Bretton Woods y de la OMC con CESONU, por otra parte. Existe probablemente un consenso entre los progresistas que se encuentran actualmente en gobierno que el CESONU debería desempeñar un papel de alto nivel estratégico y de orientación, en vez de uno que reemplace o duplique las funciones de la administración y del consejo de las instituciones de Bretton Woods y de la OMC. Se necesita también una discusión sobre el papel del agrupamiento de países como el G7 y el G20. El G20 es claramente un avance sobre el G7 y un mayor papel para el G20 es de desear. La naturaleza de estas eventuales relaciones debería ser discutida en detalle. Sería tal vez posible definir los respectivos papeles del G20 y de ECOSOC, de manera que se refuercen y complementen mutuamente. Un área de especial significación es el proceso por el cual son nombrados los jefes de las instituciones internacionales.

La globalización es una realidad que nos presenta tanto grandes oportunidades como también serios peligros. Es necesario producir una coherente estrategia institucional internacional que acompañe a la globalización, maximise sus potenciales beneficios y minimise los riesgos y costos asociados con ella. El cuadro más legítimo y más representativo sigue siendo la Organización de Naciones Unidas. Es por lo tanto indispensable colocar a todas las instituciones de regulación de la gobernanza económica dentro de este cuadro. En estas materias, el realismo necesita proceder por etapas. La primera podría ser formalizar e institucionalizar el G20, en tanto prefiguración del UNESC o Consejo para el Desarrollo Sostenible, como queremos denominarlo, una futura instancia política internacional de regulación, de prevención y de arbitraje entre las instituciones internacionales especializadas. Esto debería hacerse con los necesarios puentes institucionales y políticos a ECOSOC. En este proceso a la vez necesariamente lento y continuo para crear un nuevo marco para la regulación económica y social, proponemos que la primera decisión significativa a ser transferida a esta instancia sea el nombramiento de los Presidentes de las grandes instituciones internacionales, y en particular, el FMI, el Banco Mundial y la OMC y todas las instituciones especializadas de la ONU, dentro de un proceso competitivo, abierto y basado en el mérito.

Será conveniente a continuación detener las formas precisas de constitución de ECOSOC que proponemos, en primer lugar que pueda constituirse sobre una base "regional" y a partir de votos de mayoría calificada, que el peso de cada conjunto esté determinado a partir de diferentes criterios demográficos, geográficos y económicos.

 

Movilización de Recursos para el Desarrollo y los Bienes Públicos Globales

A continuación del Informe Zedillo sobre el Financiamiento al Desarrollo y la Conferencia de Monterrey en marzo de 2002 en México, existe un amplio consenso mundial y a través de las fronteras de las familias políticas de que hay una necesidad de aumentar aproximadamente al doble la cantidad de recursos destinados al desarrollo y a los bienes públicos globales en el terreno económico, medioambiental y social, desde cerca de 50 billones de dólares anuales a finales de los años 90 a cerca de 100 billones de dólares anuales hasta el 2015 y más allá. ¿Cómo se puede conseguir este aumento de 50 billones de dólares? Parece evidente que un aumento políticamente posible de los presupuestos de ayuda de los países ricos, aunque sea parte de una solución no será suficiente para alcanzar el objetivo de Monterrey. Se necesitan iniciativas complementarias que deberían ser también de naturaleza más global e impulsadas hacia objetivos más claramente de equidad global que una ayuda bilateral que sigue atada a objetivos relacionados con la política exterior de los países donantes. La IS, como también muchas otras organizaciones progresistas, ha propuesto medidas encaminadas hacia algunas formas de tributación internacional para financiar los bienes públicos globales y luchar contra la pobreza. En varias ocasiones estas propuestas han incluido impuestos medioambientales (impuesto sobre las emisiones de carbono), impuestos sobre las transacciones financieras (variantes de la tasa Tobin), impuestos sobre la venta o producción de armamentos, y sobrecargas "globales" a los impuestos corporativos. Una manera alternativa de movilizar recursos podrían ser temas orientados al desarrollo de los Derechos Especiales de Giro (DEG); tal alcance ha recibido amplio apoyo incluso en el consejo del FMI (cerca del 77 por ciento), pero necesita 85 por ciento de los votos de peso de los miembros del consejo y hasta ahora ha sido imposible conseguir el apoyo de los Estados Unidos y de algunos otros países. El Informe Landau comisionado por el Presidente de Francia da un interesante apoyo a estas ideas. En 2004, Gordon Brown del Reino Unido propuso la creación de una Facilidad Financiera Internacional a la que se permitiría proveer una rápida asistencia al desarrollo mediante préstamos contra garantía de futuros presupuestos para recursos de ayuda de los países ricos, otorgando de esa manera el financiamiento necesario para alcanzar los ODMs dentro del plazo establecido como objetivo global. Ha llegado el momento de dar por parte de la IS un claro apoyo al conjunto de estas propuestas, capaz de movilizar los 50 billones de dólares adicionales sin mayores demoras. Un "paquete" sería el resultado más apropiado, ya que es poco probable que cualquier otra medida por si sola pueda ser suficiente. Dado a que las facilidades financieras internacionales abren nuevas perspectivas de financiamiento para el desarrollo, arriesgando pasar la carga de la deuda a las futuras generaciones; dado a que la ayuda pública al desarrollo debe ser reforzada y reformada; dado a que la introducción de un impuesto internacional, comenzando por un impuesto sobre los combustibles, contribuirá también a saldar los IFF, la combinación de estos tres indicadores parecería ser la respuesta más apropiada. La IS, el PSE y las fuerzas progresistas a través del mundo deberían movilizarse para hacer que sus gobiernos tomen las medidas prácticas y legales necesarias para lograr los objetivos establecidos en el 2000 con respecto a los ODMs. Sería muy oportuno y útil formular un plan de acción global de movilización de recursos para los ODMs y tratar de que sean adoptados formalmente en las reuniones de la Asamblea General de la ONU en septiembre de 2005, dejándonos diez años para alcanzar los ODMs. Esto debería ser coordinado con las propuestas para la creación del CESONU, que podría ofrecer una instancia coordinadora de los esfuerzos para la movilización de recursos. Proponemos que estos proyectos sean avanzados por todas las fuerzas progresistas en una reunión conjunta en septiembre de 2005.

 

Instituciones Financieras Internacionales, Recursos para el Desarrollo y Condicionalidad

La condicionalidad adscrita a los recursos financieros por parte del FMI, del Banco Mundial y de otras IFIs se encuentra al centro del debate sobre políticas de desarrollo. Existe un abrumador sentimiento en los países en desarrollo, como también entre los progresistas y socialistas en los países avanzados, que estas prescripciones de políticas y estas condiciones han estado a menudo ligadas muy de cerca en el pasado a la visión ideológica del mundo de la derecha neoliberal, de los intereses políticos de los países del G7 que dominan los consejos de las IFIs y de los intereses económicos del mundo de los grandes bancos y corporaciones privados. Por otro lado, debería dejarse en claro que la condicionalidad no puede ser simplemente abolida. Los contribuyentes de los países ricos tienen el normal deseo de asegurar que los recursos que dan a los países menos afortunados sean usados eficientemente y no malgastados o desviados por elites estrechas o burocracias gubernamentales en los países en desarrollo. Los progresistas en particular desean insistir en la buena gobernanza, la reducción en los gastos de armamentos y una prioridad para los proyectos y programas que beneficien a los menos privilegiados. No es ni realista ni deseable pedir que la condicionalidad sea simplemente abolida. Lo que se necesita, por lo tanto, es un tipo de política de condicionalidad dotada de más amplios objetivos de desarrollo y formulada mediante un proceso que pueda considerarse legítimo y democrático. El alcance adoptado por los PRSPs (documentos estratégicos de reducción de la pobreza) con énfasis en la buena gobernanza, la participación de todos los interesados y temas sociales dentro del contexto de los países elegibles de bajos ingresos de la Asociación Internacional del Desarrollo (IDA) durante los últimos años, representa un progreso y merece el apoyo de las fuerzas políticas progresistas de todo el mundo. Sin embargo, el hecho de que no se ha logrado progreso en la reforma de la gobernanza económica de alto nivel del sistema internacional, ha limitado este progreso y prevenido una mayor legitimidad de la totalidad del proceso de formulación de políticas que permanece, en término de los temas más esenciales, estrechamente administrado por el G7. Con el tiempo, la creación de un CESONU con funciones estratégicas de orientación y con el poder de nombrar a los jefes de las agencias, podría constituir un gran avance hacia una mayor legitimidad en los estratos más altos del sistema internacional. Otro medio paralelo de progreso debería ser el reforzamiento del G20, donde son miembros los mayores países en desarrollo, a pesar de que el G20 permanece más como un grupo autoseleccionado que una estructura completamente inclusiva. Se necesita entre los progresistas un gran consenso sobre el papel de la condicionalidad, las maneras legítimas de formular prescripciones y condiciones de las políticas, y las estructuras de gobernanza que puedan llevar a tal legitimidad.

Las políticas de condicionalidad no pueden ignorar la complejidad de las economías y de las sociedades y el carácter multidimensional del desarrollo tiene un carácter multidimensional. Los socialistas y los progresistas deben proponer una reforma de estas políticas comenzando por tomar en cuenta los Indicadores del Desarrollo Humano. Estos indicadores serían publicados cada año por el Consejo de Desarrollo Humano, y su evolución podría servir de criterio de ajuste de los compromisos públicos al desarrollo.

 

Mercados Internacionales de Capital y Deuda de los Mercados Emergentes

Otra parte importante y relacionada con el debate sobre el papel de las instituciones de Bretton Woods tiene que ver con las crisis financieras y los programas de estabilización en los mercados emergentes de ingresos medianos, que conllevan altas cargas de la deuda pública como Brasil y Turquía, y también varios otros países, especialmente en América Latina. Muchas economías de mercados emergentes han sido afectadas negativamente por los "aumentos y caídas repentinas" en volátiles flujos internacionales de capital. Aquéllos con una alta proporción de deuda acumulada en el pasado son por supuesto, particularmente vulnerables. A medida que el dominio de los mercados financieros se ha vuelto realmente global, aparece la clara necesidad de contar con un regulador global, como también con un administrador global de la crisis y, a veces un prestador como último recurso, de la misma manera en que los mercados financieros nacionales han necesitado un Banco Central y un regulador financiero (que en algunos países es también el Banco Central y en otros esta responsabilidad es llevada a cabo por una agencia reguladora especial). Aún más, los problemas financieros y relacionados con la deuda de muchas economías de mercado emergentes no son de una naturaleza de corto plazo sino que de largo plazo.

Por lo tanto, deben considerarse las siguientes interrogantes: ¿Cuáles deberían ser las funciones del FMI y del Banco Mundial en la regulación de los mercados financieros internacionales? ¿Se debería considerar la creación de una nueva agencia internacional de regulación financiera que permita la separación de la función reguladora de la función de proveedor de financiamiento de emergencia? O, ¿es preferible que el FMI continúe desarrollando ambas funciones? ¿Debería el FMI contar con más recursos para la gestión de las crisis dado a que el tamaño relativo de los recursos del FMI con respecto al tamaño de la economía global ha disminuido considerablemente? Si los progresistas creen que los mercados solamente pueden funcionar bien si están regulados efectivamente, ¿son o deben ser las instituciones de Bretton Woods los reguladores globales? Dada la naturaleza de largo plazo de los problemas de la deuda en muchas economías de mercado emergentes, ¿deberían los programas del FMI tener un alcance de mayor plazo y orientados hacia el crecimiento, en vez del énfasis colocado en la estabilización a corto plazo como mandato del FMI? La insistencia en un enfoque y recursos solamente de corto plazo requiere muy a menudo de medidas fiscales políticamente no realistas y socialmente costosas, por lo cual el apoyar un enfoque de largo plazo orientado hacia el crecimiento merecería apoyo, pero, ¿qué cambios serían necesarios para que el FMI sea más efectivo y más legítimo al adoptar este enfoque? También es importante examinar detalladamente los respectivos papeles desempeñados por el FMI y el Banco Mundial dentro de este contexto.

Las respuestas precisas a estas interrogantes deberían surgir de un debate amplio y abierto que involucre a las asambleas legislativas nacionales y a la sociedad civil global. Las recomendaciones específicas deberían estar basadas en el resultado de tal debate y no ser impuestas desde arriba.

Junto con la reforma institucional, existe también la necesidad de movilizar una mayor cantidad de recursos que puedan ser destinados por las economías de mercado emergentes a erradicar la pobreza. Los recursos dados a los mercados emergentes de países de ingresos medios para el crecimiento, la reducción de la pobreza y los programas de reducción de la deuda deberían contener un modesto elemento concesivo. Las propuestas para un Mecanismo Soberano de Reducción de la Deuda (SDRM) formulado por la administración del FMI para los países de mercados emergentes, que han sido dejadas de lado debido a la oposición de los Estados Unidos y otros interesados, deberían ser reactivadas. La provisión de mayores recursos para los programas apoyados por las instituciones de Bretton Woods debería estar sujeta a reformas específicas de gobernanza en estas instituciones, incluyendo vinculaciones con el nuevo Consejo de Seguridad Económico y Social de la ONU, si éste llega a ser creado. Estos son algunos de los temas y cuestiones más importantes relacionadas con el trabajo del FMI y del Banco Mundial en los países de ingresos medianos que requieren de respuestas prácticas que puedan llevar a la acción. Ha llegado el momento de que la IS, el PSE y otras redes progresistas formulen respuestas concretas, capaces de conseguir el suficiente apoyo político que lleve a reformas prácticas y genere políticas que puedan verdaderamente ayudar a las diferentes economías de mercado emergentes a salir de sus problemas de la deuda de manera duradera y con una amplia base de participación que se beneficie del crecimiento.

 

Exclusión de los más pobres y el problema del fracaso estatal

A pesar de que muchas de las economías de mercado emergentes de ingresos medianos enfrentan inmensos desafíos y serios problemas sociales, existen sin embargo periodos de un significativo crecimiento en estos países y ellos participan en el crecimiento de las inversiones y del comercio internacionales. Algunos países, principalmente en Asia, se encuentran experimentando un rápido crecimiento y modernización. Muchos de los países más pobres, por otro lado, particularmente en Africa, han quedado esencialmente excluidos del crecimiento global y no participan realmente de manera productiva en la economía internacional. Un alarmante número de estos países están experimentando lo que se llama "fracaso estatal", con estructuras de gobernanza al borde del colapso debido a conflictos y violencia internos que a veces han adquirido dimensiones de genocidio. Las políticas de ajuste estructural, que a veces se traducen en unas reducciones excesivas y mal concebidas por parte del Estado, han sido también vinculadas a estas bancarrotas de las estructuras públicas. El Informe Panyarachun de Alto Nivel mencionado más arriba describe cómo los aspectos económicos y de seguridad están estrechamente ligados al fracaso estatal y a todos los daños que de él se desprenden. La tendencia ha sido desgraciadamente hacia un aumento de los casos de fracasos estatales. En este contexto surgen problemas especiales para las instituciones de Bretton Woods y para las Naciones Unidas. En muchos casos se hacen necesarias intervenciones de promoción de la paz y de mantenimiento de la paz por parte de la comunidad internacional, antes de que los recursos de ayuda puedan ser utilizados. Debe haber una estrecha coordinación entre la asistencia económica y el mantenimiento de la paz. En algunos casos como en Kosovo y Bosnia Herzegovina, la comunidad internacional ha llegado a ser en realidad un guardián formal de la soberanía, lo que ha ayudado a prevenir un mayor derramamiento de sangre. Bastante investigación económica ha documentado el estrecho vínculo existente entre un comportamiento económico muy débil y el grado de fracaso estatal. Nuevamente uno debe reconocer la conveniencia de una acción internacional y el papel crucial que cumplen las instituciones internacionales, planteando al mismo tiempo la cuestión de la legitimidad de una acción internacional. La combinación de un gran aumento de los recursos para el desarrollo con una gobernanza local mucho mejor, y poner fin y revertir el fracaso estatal, es imprescindible para la mayoría de los países más pobres del mundo. Parecería ser que solamente unas Naciones Unidas reforzadas y renovadas, incluyendo un nuevo Consejo de Seguridad Económico y Social, o Consejo para el Desarrollo Sostenible que asegure una mayor legitimidad en el terreno económico e impulse un esfuerzo de movilización de recursos, podría dar una respuesta adecuada al desafío. La IS y otras redes progresistas deberían analizar y abordar claramente el problema del fracaso estatal y conseguir apoyo político para un esfuerzo dirigido por la ONU para tratar el problema de manera más vigorosa y preventiva.

 

Una expansión del comercio internacional equitativa y orientada al desarrollo

Además de este documento, el Consejo de la IS en Tel Aviv ha adoptado un documento sobre Comercio y Derechos Sociales. Existe desde luego bastante interconexión entre los problemas comerciales, financieros, de Bretton Woods y gobernanza de la OMC, reforma de la ONU y políticas económicas globales que deberían favorecer un proceso de crecimiento más equitativo, inclusivo y medioambientalmente sostenible. El debate acerca de la adquisición de fuerza laboral proveniente de fuentes externas tiene el potencial de debilitar la solidaridad internacional entre las fuerzas progresistas y requiere una urgente atención. En este contexto se pueden subrayar algunos puntos claves, sin entrar en detalles que son materia de la labor de otros grupos de trabajo. El comercio internacional tiene el potencial de generar un crecimiento mundial más rápido y así ayudar en la lucha contra la pobreza y elevar los niveles de vida. Una expansión del comercio de servicios y de la migración temporal ligada a la provisión de servicios, podría proporcionar ganancias especialmente grandes de ingresos globales. Pero, al mismo tiempo, la expansión del comercio no beneficia necesariamente a todos en todo momento. Puede llevar a serios trastornos y problemas de ajuste tanto en países en desarrollo como en países ricos. El proceso de expansión del comercio, incluyendo las importantes áreas de la agricultura y de los servicios, debe por lo tanto ser gestionado con miras a reducir los trastornos y acompañarlo con políticas sociales que compensen por las pérdidas, especialmente de los relativamente pobres. Un mayor comercio necesita en realidad un Estado más activista, y no lo contrario. El Consejo de Seguridad Económico y Social de la ONU, cuando sea creado, podría también desempeñar un papel crucial de guía y organizador, impulsando una mejor coordinación entre la OMC y otras instituciones internacionales, incluyendo el FMI y el Banco Mundial, y ayudando a canalizar los recursos que deberían ser complementarios a la liberalización del comercio para las medidas de ajuste y compensación que sean necesarias.

La principal cuestión que se plantea aquí es la de la "jerarquía de las normas" (entendida como social, comercial y medioambiental principalmente). Yo no es admisible que las normas comerciales prevalezcan sobre todas las otras. Actualmente, para concebir y establecer una nueva jerarquía de normas, es también necesario "pensar" y crear un nuevo lugar de arbitraje: una "nueva arquitectura económica y social". Es aquí que la proposición de un Consejo de Seguridad Económico y Social o Consejo para el Desarrollo Sostenible asumirá una nueva importancia ya que podría llegar a ser el instrumento institucional clave para avanzar hacia una "jerarquía de normas" aceptable para la humanidad en su conjunto.

 

Conclusión

La izquierda progresista siempre ha sido internacionalista en su actitud. La aceleración de la globalización tecnológica, financiera y económica ha hecho de la creación de los mecanismos y estructuras de la gobernanza económica global una alta prioridad para que las políticas públicas puedan acompañar y, cuando sea necesario, regular la operación de los mercados para beneficio del mayor número de personas. Una mayor libertad y desarrollo democrático requiere de mayor seguridad y de más equidad. Los temas políticos, económicos, medioambientales y de seguridad social están estrechamente ligados y las propuestas para una buena gobernanza global en todos estas áreas deben ser abordadas teniendo en cuenta estos lazos.