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Mediterráneo

Comité Mediterráneo de la IS se reúne en NAPOLES

04-05 de mayo de 2007

DECLARACION DE NAPOLES

El Comité Mediterráneo de la Internacional Socialista se reunió los días 4 y 5 de mayo de 2007 en Nápoles, Italia, en un momento en el que los socialistas y progresistas de todo el mundo debemos afrontar el reto de ofrecer las respuestas que, acentuadas por el actual proceso de globalización económica, requieren la cada vez mayor desigualdad social, política y económica mundial.

Desde el modelo de pluralidad social, religiosa y cultural que viven los pueblos del Mediterráneo nos corresponde ofrecer las alternativas que -desde nuestra perspectiva socialista e internacionalista- ofrezcan un nuevo marco de referencia frente a la actual situación internacional de conflicto, en el que esta región representa el principal banco de pruebas y operaciones.

Debemos dar, asimismo, respuesta a la actual amenaza terrorista mundial, que se cierne sobre ambas riberas del Mediterráneo y la desigualdad y las injusticias sociales. La brecha socio-económica entre las orillas norte y sur del Mediterráneo es cada día más grande. Debemos, por ello, combatir estas desigualdades y trabajar para aproximar las agendas políticas y económicas de todos los gobiernos de la región.

Conscientes de la importancia de la mujer en el desarrollo y la construcción de la paz, instamos a los Estados del Mediterráneo a que promuevan la participación activa de las mujeres en la vida institucional y política de la región.

Expresamos, por todo ello, nuestro renovado compromiso con la defensa de la paz, la democracia y los derechos humanos, resaltando la importancia de combatir el terrorismo, las divisiones y seguir avanzando en el sentido marcado hace ya casi 12 años en la Declaración de Barcelona, para la definición en el Mediterráneo de un espacio común de paz y estabilidad, la creación de una zona de prosperidad compartida y el fomento de la comprensión entre las culturas y la colaboración en los ámbitos social y humano.

El objetivo de una zona de librecambio euromediterránea, cuyo horizonte se había fijado en el 2010, debe hoy ser una prioridad teniendo en cuenta los sectores productivos más sensibles -especialmente en el terreno agrícola- y contemplar plenamente a los sectores emergentes —industrias culturales, innovación científica y tecnológica, turismo sostenible-. No se ha desarrollado además, una verdadera cooperación sur-sur, para acrecentar las inversiones mutuas. Todos los países del mediterráneo deberían corresponsabilizarse en atraer la confianza de los inversores hacia el sur y, en especial, los gobiernos concernidos trabajar hacia una mayor seguridad jurídica.

Apoyamos una mayor integración regional, y la profundización de este proceso por medio de una mayor cooperación política, el desarrollo de los instrumentos de fomento de la cooperación económica, así como la necesaria renovación e impulso de la Fundación Euromediterráneo Anna Lindh.

Saludamos, asimismo, la reciente puesta en marcha de la Alianza de Civilizaciones de Naciones Unidas, iniciativa que atiende plenamente a nuestras más profundas convicciones de pacifismo, tolerancia y respeto mutuo, y que viene a responder, desde una perspectiva global, a las propias necesidades de la cuenca mediterránea de un mayor diálogo y entendimiento.

Invitamos al firme compromiso de todos los pueblos del mediterráneo y del mundo con esta iniciativa, para el impulso y difusión de sus principios generales y el desarrollo y puesta en marcha de sus recomendaciones en materia de educación, juventud, migración y medios de comunicación.

Felicitamos también la Nueva Política de Vecindad de la Unión Europea (NPV), que está dando sus primeros resultados, desde la lógica de ofrecer a sus socios de la frontera sur del mediterráneo el llegarlo a compartir "todo", salvo las instituciones políticas. Ahora bien, la lógica de los acuerdos bilaterales de la NPV no debe hacer menguar el protagonismo del elemento multilateral, clave en el Proceso de Barcelona, que permite un diálogo pluridimensional y constituye un muy importante bagaje a tener en cuenta por la NPV.

El pleno desarrollo de la NPV convertirá al mediterráneo en una zona, dinámica y competitiva dentro del mercado mundial. Resulta, para ello, necesario que las migraciones se produzcan dentro de la legalidad y desde la óptica del codesarrollo sostenible, generando riqueza tanto para los países de emigración, como para los países de acogida. Apoyamos la lucha contra las mafias que gestionan la inmigración ilegal y defendemos un impulso decidido de las medidas de integración en los países de acogida.

Expresamos nuestra firme convicción de que la Alianza de Civilizaciones, el Proceso de Barcelona, y la NPV, son el mejor camino a transitar con el fin de conjurar la desigualdad, los radicalismos, la inestabilidad política y la guerra; para la construcción de una paz duradera sobre las bases de la democracia, el reparto justo de la riqueza y el desarrollo sostenible compartido.

La protección del secularismo y de la libertad religiosa es un reto para todo el movimiento socialista, socialdemócrata y laborista. Los socialistas creemos en la necesidad de mantener una clara distinción de la religión por una parte, y del Estado por la otra, como una garantía de libertad. En ningún caso pueden ser utilizados el secularismo o la religión con el fin de limitar la democracia.

El Mediterráneo debe consolidar su interdependencia energética, incluyendo el transporte y la distribución de la energía, a fin de reducir su vulnerabilidad frente al exterior.

En relación al Oriente Medio, apoyamos las iniciativas de paz emprendidas por un grupo de países europeos, en el marco de la hoja de ruta del Cuarteto, aprobada por las partes y por el Consejo de Seguridad de la ONU, así como también los esfuerzos desplegados por Arabia Saudita en favor de una solución del conflicto.

En este sentido apoyamos la iniciativa de Riad y la implicación regional en la búsqueda activa de la paz.

Felicitamos al pueblo palestino por el acuerdo alcanzado el 8 de febrero en La Meca, para la formación de un gobierno de unidad nacional y le alentamos a continuar implementando las condiciones necesarias para la normalización de las relaciones políticas y económicas de la Autoridad Palestina con la comunidad internacional.

Animamos a las partes a volcarse a la consecución de la paz, mediante el reconocimiento mutuo de Estados viables, democráticos y soberanos, y la convivencia en el marco de unas fronteras internacionales seguras y definidas.

Instamos a la retirada de las tropas extranjeras desplegadas en Irak y a la organización, con el respaldo de Naciones Unidas, de otro tipo de fuerza de apoyo distinta de la presencia militar que se ha producido tras la invasión.

Reiteramos el apoyo a las fuerzas democráticas del Líbano y a las resoluciones adoptadas por el Consejo de Seguridad de la ONU, y en particular el establecimiento de un Tribunal para juzgar a los responsables del asesinato de Rafik Hariri y otros demócratas libaneses, el que debe ser instalado lo antes posible. Asimismo, apoyamos los esfuerzos llevados a cabo por los países que contribuyen a la nueva UNIFIL para garantizar la paz y la seguridad en el sur del Líbano.

Promovemos el desarme militar en toda la cuenca mediterránea y expresamos nuestro respaldo a las instituciones democráticas, al diálogo entre todas las fuerzas políticas y al recurso de la diplomacia internacional y sus instituciones.

Condenamos los recientes atentados terroristas en Marruecos y Argelia, de los días 11 de marzo y 10 y 11 de abril. Nos solidarizamos con las víctimas y sus familiares y con los pueblos de Marruecos y Argelia.

Reiteramos nuestra más enérgica condena del terrorismo, para el que no hay ninguna justificación y recordamos que la lucha contra éste debe enmarcarse en el respeto escrupuloso de los derechos humanos y el Estado de Derecho.

Ahora bien, sólo mediante la lucha contra las desigualdades y la miseria, el desarrollo democrático, la modernización de las instituciones y el buen gobierno, unido a la libertad, la defensa y respeto de los derechos humanos y la igualdad de sexos, podremos superar a largo plazo la actual oleada de fundamentalismo, ultra-nacionalismo y terror en el mundo entero.

Señalamos la necesidad de redoblar los esfuerzos de la comunidad internacional para una resolución definitiva del problema de Chipre y saludamos el comienzo de la demolición del muro que divide las partes griega y turca de la capital chipriota, Nicosia, como gesto de distensión que debería conducir a la desmilitarización de la zona de separación y a la apertura del casco antiguo de la ciudad al libre tránsito.

Hoy, ante las alertas máximas que afectan a la protección del medio ambiente del conjunto de nuestro planeta, subrayamos la importancia de afrontar de manera valiente el desafío del calentamiento global, fenómeno ante el cual la región del Mediterráneo es particularmente vulnerable.



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